Luneando

Luneando
Sigue la luz que te inspira

sábado, 23 de abril de 2011

Sant Jordi


Hoy se celebra Sant Jordi, conmemoración al amor y a la cultura. Para el que no lo sepa hay una leyenda urbana que explica la significación de un día que se ha convertido bajo este espíritu en el Día Grande de Cataluña, pero también en algunas zonas de la Comunidad Valenciana, Aragón, Cáceres, Inglaterra, Georgia, Etiopía, Bulgaria o Portugal, en una jornada lúdico-festiva.
La leyenda cuenta que Sant Jordi libró a la princesa de Capadocia de ser devorada por los dragones después de que un sorteo de esta región le enviara a tal destino. La sangre que brotó de la matanza del animal, narra la historia, se convirtió en la rosa que Sant Jordi entregó a su protegida. Sin embargo, es el regalo que las mujeres catalanas hacen a sus hombres, después de ser amadas con su bonita flor, el que me merece este texto: un libro. Y es que la lectura impresa necesita una especial mención. 
Esta festividad me lleva a recordar que el mundo está abandonando bienes preciados de nuestra especie, que nos diferencia, que nos hacía más humanos, que nos ayudaba a abastecernos de esos pequeños placeres de la vida a los que tanta mención solemos hacer y tanto olvidamos con esta estresante rutina del siglo XXI. Las tecnologías no dejan de sorprendernos, de abrirnos nuevas posibilidades a un mejor mundo. Pero la moneda de cambio no siempre es grata. El olvido del papel es, bajo mi punto de vista, un alto precio que pagar. Ser envueltos por un mundo cada vez más práctico nos aventaja en rapidez, alcance y divulgación, sin embargo nos aleja del romanticismo, el idealismo, el calor humano,  y si dejamos que siga su camino innato sin enderezarlo podría aislarnos del contacto con el mundo, la única cosa de la que podemos disfrutar individualmente los humanos.
¿Dónde quedaron las cartas escritas a puño y letra que con tanta ilusión metíamos en el buzón de bajo de casa y con más recibíamos en nuestro domicilio? Os propongo que una vez al año, no os robaré más tiempo, olvidéis vuestro correo electrónico y retoméis aquel ritual de comunicación que parece que quedó en ‘antaño’. Os prometo que regalaréis un breve pero intenso momento de felicidad a la persona sorprendida. 
La opción de leer tres o cuatro periódicos a la vez es increíble, y en estos días de falta de tiempo una buena solución. ¿Pero qué queda de ese olor a papel impreso, esa mezcla de saliva y tinta que se dibuja en la punta de nuestros dedos de color negro, o dónde queda esa mesa bajo el sol de una terraza ocupada por un gran conjunto de papeles escritos, un café y un cenicero? Yo no quiero renunciar a esos momentos de vida, de placer.
Y para llegar al protagonista de este día, hablemos de los libros. El nuevo libro digital, o eBook, era impensable hace unos años, pero chic@s os aseguro que no hay nada como un libro de bolsillo, con un separador de cartón entre sus páginas, con las esquinas arrugadas y notas que te inspira esa misma lectura entre sus párrafos. No cambio por nada del mundo mi biblioteca, que llevo años viendo como crece con tanto entusiasmo, por un aparato que acumula tantos libros como tiempo decidas dedicarle, y que casualmente se va reduciendo por la falta de tiempo.
En el mundo de la escritura-lectura tengo una visión más conservadora que en el resto de parcelas de mi vida. Porque amo las letras, su interacción en una vida alocada. Se trata de prioridades, si los pocos momentos de paz íntima y personal los digitalizamos por darles un enfoque práctico, ¿qué no terminaremos por ‘recortar’?
El Día de Sant Jordi también es mi día. Lucha por la tradición del papel impreso.

*Nota- No he querido entrar en temas ‘prácticos’ como la restricción de trabajadores de un periódico digital o la posibilidad de reciclar el papel, que también son aspectos que me importan pero no en el día del Libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario