No me dejas volar,
no abandonas el nido
que un día construiste con la venganza
enfermada de la inseguridad de tus alas.
Ya no estás,
ya no vuelvas
con libertad, te ahogas por segundos
de claridad que hoy me duelen al despertar.
Luneando
sábado, 16 de junio de 2012
domingo, 15 de enero de 2012
Te invento
Sé que te invento porque te escribo,
porque ningún presente se convirtió
en futuro sin los versos de amor
que destrozan mis labios
para crearte del dolor de mis manos.
Déjame tus recuerdos y tus besos
La vergüenza se apodera de mis mejillas.
Salto con fuerza al centro del asfalto
para huir de canciones, de poemas, de mentiras.
Esculpo las noches de sexo mientras espero crear
miradas penetrantes que me desnuden el alma,
que me hablen de amapolas y me duerman
a la hoguera del silencio.
No son muchos los que escuchan mis pupilas
ni muchos los que me convierten en escultora,
como tú no necesito caricias
pero sueño con tus manos de cartón y
tus labios de recuerdos.
Porque son ellos los que encienden mi asfalto
y son ellos los que derrumban la escultura
de la noche. A ellos les debo tus besos,
a ellos les debes mis caricias.
Déjame con ellos a solas mientras tú
arrancas las olas que hace un año
allanaron mi orilla hueca y fría
y mientras yo aprendo a mirarte
desde el negro del asfalto,
y desde el espacio que nos llevó del sur al norte,
que aumentó entre océanos y que hoy
despista nuestros ojos, nuestros rostros, nuestros labios.
Mientras me pierdo en tus besos
y desplazo el deseo vengativo que nos empuja
al fondo del silencio del cuarto de tus horas.
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